
Miles de etiquetas culturales nos son impuestas desde que nacemos, obligándonos a comportarnos y pensar a mujeres y hombres de formas simplificadas y clasificadas, marcándose así diferencias de género y estableciendo fuertes prejuicios. Pero si todo es una construcción, existe la posibilidad de deconstruir, de desorganizar o resemantizar dichas etiquetas para así reflexionar sobre cómo nos han configurado y cómo configuramos socialmente a las otras. Podemos pues, comenzar a construirnos, pensarnos y decirnos desde lugares elegidos personalmente.
Esta acción funciona principalmente como revelador para hacer visible lo que opera por debajo de la reflexión consciente. pone de manifiesto de manera directa la vigencia en la
cosificación de la mujer (la etiqueta pegada a un producto), la presión social a la que nos vemos sometidas veinticuatro horas al día, pudiendo ser objeto de juicios (nos etiquetan/etiquetamos) la falta de sororidad entre mujeres, la perversión de un sistema que nos piensa y que asumimos como nuestro… La catalogación, indiferentemente de si es
enunciada o pensada por un hombre o una mujer, manifiesta un lenguaje machista, represivo, que denota el anclaje profundo de esta cuestión.
La acción fue realizada por Javier Caro en la inauguración de la exposición ¿Quién es ese hombre? comisariada por Adonay Bermúdez en el Museo TEA de Tenerife.





